miércoles, 26 de marzo de 2014

UN DIA ENTRE GRULLAS

Este año he tenido la suerte de poder disfrutar una jornada completa fotografiando grullas (Grus grus); en compañía de un buen amigo, nos desplazamos hasta Gallocanta (Aragón), donde se da la mayor concentración de estas aves en España donde vienen desde el centro y norte de Europa a pasar el invierno, para disfrutar de estas enormes aves que se desplazan en grupo emitiendo su estridente "kru-kru-kru"

Con la salida del sol comienzan a verse las características formaciones en vuelo de las grullas con su pesado batir de alas que se dirigen a sus zonas de campeo para buscar su variado alimento, desde  semillas de cereal, maíz, raíces a insectos, gusanos, batracios, pequeños reptiles. Su hábitat son campos de cultivo y dehesas.
Poco a poco van acudiendo al lugar donde nos encontramos, la mayor parte del tiempo lo dedicaran a comer y a cuidarse el plumaje, los amagos de peleas entre ellas son constantes nos tienen distraídos un buen rato, lanzan su cuello con el pico abierto hacia su contrincante mientras que la agredida levanta el vuelo unos metros en vertical para evitar a su rival; en otras ocasiones, y sobre todo en las horas centrales del día permanecen mucho tiempo quietas, sin apenas moverse, pero la mayor parte del tiempo el ir y venir de las grullas es continuo, lo que hace que las horas vayan pasando sin apenas darnos cuenta.


Estarán entre nosotros desde el mes de octubre hasta marzo cuando comienzan el viaje de regreso a sus lugares de nidificación. Dentro de la Península, las mayores concentraciones se dan en las dehesas extremeñas y en el ya citado Gallocanta, en este último lugar según el guarda que nos llevó al aguardo, están pasando el invierno unos 50.000 ejemplares.

Las grullas adultas tienen un plumaje gris ceniza, la cabeza y el cuello de color gris oscuro con una banda blanca alargada a los lados de una mancha roja en la cabeza y un penacho de plumas en la cola más visible cuando están posadas. Los jóvenes tienen un plumaje más apagado sin los negros y grises tan intensos, también carecen de la mancha roja de la cabeza.
La puesta la realizan en el mes de abril, dos huevos que ponen en el suelo en zonas pantanosas, los incuban los dos padres durante unos 30 días, momento en que saldrán dos pollos nidífugos que volarán unos 70 días después.

Al finalizar el día las grullas vuelven nuevamente en formación a sus dormideros y nosotros recogemos los bártulos y también nos disponemos a dirigirnos a nuestros dormideros, ha sido una larga y fría jornada, regresamos cansados pero con las tarjetas llenas y el placer de haber podido disfrutar de uno de los espectáculos que la naturaleza nos ofrece, rodeados de estas aves.