miércoles, 29 de mayo de 2013

Ophrys lutea

Con la llegada de la primavera hace su aparición una de las flores más perseguidas por los fotógrafos últimamente, son las orquídeas, unas plantas bellísimas con sus características flores.

En esta ocasión nos vamos a detener en la Ophrys lutea, ya el año pasado pude ver en los campos de Urueñas (Segovia), uno de mis habituales sitios de campeo algunos corros con esta especie, pero ha sido este año, supongo que propiciado por las abundantes lluvias y las suaves temperaturas, las que han llenado las lastras y pastizales de esta orquídea, pues no ha sido raro encontrarlas en cierta cantidad, en algunos lugares de forma muy abundante.
Esta orquídea pasa el verano en forma de bulbo subterráneo o tubérculo que hace las veces de reserva de alimento, es la forma de afrontar las temperaturas más altas, con las primeras lluvias el tubérculo comienza a desarrollar una roseta de hojas al tiempo que un nuevo bulbo comienza a desarrollarse alcanzando su maduración en la próxima primavera en forma de tallo floral erecto y sin ramificaciones que podrá alcanzar hasta los 25-30cm. De dos a diez flores se desarrollarán en el tallo con hojas basales, la floración se da entre marzo y mayo.
Las flores poseen un labelo de gran tamaño de color amarillo de unos 13-18mm con tres lóbulos, los dos laterales triangulares y más pequeños, el intermedio más grande. El espéculo, esa mancha con forma de H de tonos grisáceos o azulados está enmarcado dentro de una mancha marrón oscuro, imitando el abdomen de ciertos insectos y que hace que esta orquídea sea conocida también como orquídeas abeja y que será de gran utilidad como luego veremos. Esta variedad tiene igualmente dos sépalos laterales de igual tamaño redondeados, el tercero, entre los dos anteriores se vuelve un poco hacia delante, son de color amarillo verdoso o verde claro.
La función de las flores desempeñan un papel fundamental en la reproducción de las Ophrys, el labelo, imitando el abdomen de las hembras de abejas, abejorros y avispas, es un semáforo de atracción visual de estos insectos, aunque la atracción es también olfativa, pues la flor produce aromas de atracción sexual idénticos a los que producen estos insectos, de esta manera las orquídeas atraen la atención de los machos de estos insectos que realizarán intentos de cópula llevándose pegado a al cuerpo el polen de la planta que depositarán sobre la superficie de la siguiente orquídea a la que sí dejará fecundada, se trata de una polinización cruzada, esto sólo ocurre en el periodo en el que los machos están en celo. Cada orquídea tiene su propio insecto polinizador dependiendo de él para su supervivencia, alrededor de un 10% de la población Ophrys llega a ser polinizada, pero suficiente para preservar la población de estas orquídeas, ya que cada flor fertilizada produce más de 10.000 semillas.
 Todas las fotografías han sido realizadas en Urueñas (Segovia)


miércoles, 22 de mayo de 2013

MOMENTOS IV

apertura f/3.5, tiempo expo. 1/1000seg; iso 100, compensación -0.7, longitud focal 180mm


jueves, 16 de mayo de 2013

FOTOGRAFIANDO EN FAMILIA

Compaginar familia y fotografía se puede hacer complicado por el tema del tiempo, para poder compaginar ambas cosas procuro tratar de involucrar a  “los enanos” y a modo de juego hacer alguna salida con ellos al campo para hacer fotos.
Aunque cuando salgo a fotografiar me gusta hacerlo sólo o acompañados de otras personas que compartan afición, de esta manera te garantizas el que nadie te meta prisa a la hora de hacer las fotos; también está bien el salir con los críos de vez en cuando y dedicarle más tiempo a ellos que ha hacer fotos.
Para ello les preparo su “kit de aventurero”, básicamente mochila con cámara de fotos compacta, mini trípode, prismáticos infantiles, una pequeña guía de bichos o flores, bocata, bolsa de chuches y botella de agua; con todo listo buscamos algún sitio fácil de llegar y a disfrutar de uns horas en la naturaleza.
Me llama la atención lo rápido que aprenden el uso básico de la cámara, el encendido, modo automático o escenas de las cámara, incluso el modo macro y supermacro ya no tiene secretos para ellos, así como los botones de visionado de las fotos.
Como si fuera un juego les pongo “deberes fotográficos” del tipo: sacar una foto de una flor o de un insecto, un paisaje, tema libre…, mientras ellos se esfuerzan en conseguir sus objetivos yo aprovecho para tratar de sacar alguna foto, tarea nada fácil tras sus continuas e  ilusinonantes interrupciones:
-        “papa, papa, mira que foto más chula he sacado de esa flor morada”, mostrándome en la pantalla de la cámara la imagen de lo que se supone es una flor y que forma parte de una nueva corriente fotográfica basada en el movimiento, no se sabe bien de la cámara, del fotógrafo o de ambos
-        “papá, papá, mira la foto que he tirado a esta águila”….un punto negro apenas visible en un fondo azul pero que ellos te acercan con el modo zoom hasta dejar atisbar la silueta de un buitre y compensando así los 24mm del objetivo
Pero en ocasiones su tenacidad tiene sus frutos y de vez en cuando te sorprenden con alguna foto que no está nada mal.
Lo que más me gusta de estas actividades, aparte de poder disfrutar de ellos, es el amor y el respeto a la naturaleza que poco a poco se les va inculcando, les encanta tratar de identificar alguna especie o el poder seguir el vuelo con sus prismáticos de cualquier ave que se nos cruza por el camino, la observación de un corzo o zorro es toda una experienza para ellos.
 Y no quiero dejar de acordarme de “mi santa mujer” que pacientemente nos aguanta en las salidas e incluso a veces hacer de porteadora de parte del equipo, ahora el siguiente objetivo entre los tres es conseguir que también se anime a hacer fotografías.
Todas estas actividades son las que pudimos hacer durante una reciente estancia en el norte de Cáceres, aprovechando el buen tiempo y que la primavera está en todo su esplendor en las dehesas extremeñas nos fuimos una tarde a fotografiar el atardecer en el embalse de Gabriel y Galán, disfrutando de una agradable tarde en el campo mientras el sol se iba poniendo en la Sierra de Gata

miércoles, 8 de mayo de 2013

MOMENTOS III

apertura f/8, tiempo expo. 1/15seg; iso 200, longitud focal 180mm
Malva y mosca del estiércol